A una inteligencia artificial se la entrena a base de texto, haciéndole preguntas e introduciendo información, de forma que a base de correcciones sostenidas en el tiempo va "entrenándose" para realizar de forma automática la tarea para la que ha sido diseñada. En el caso de ChatGPT, esta IA ha sido entrenada para mantener conversaciones con cualquier usuario que lo requiera y, sus algoritmos son capaces (o deberían ser capaces) de entender y responder de una manera coherente lo que le estés preguntando con precisión, incluyendo adjetivos y variaciones que añadas en tus frases. Pero, como otras del estilo de IA, ChatGPT no es perfecto, por lo que es posible que cometa errores, por lo que todo lo que nos escribe tampoco hay que tomárselo como exacto (sobre todo si se trata de respuestas que vayan a tener una incidencia sumamente importante en nuestra salud o temas delicados o muy trascendentes). Eso sí, para conversar y generar textos basados en IA puede servir de herramienta guía.