Aunque por tratarse de un material renovable pueda parece que su origen es cercano, su origen se remonta a mas de un siglo y fue en una serrería de pinos de Idaho (Estados Unidos) que se dedico a reciclar el serrín prensado. Pero la gran fama y crecimiento se produjo en 1973 (en la primera gran crisis del petróleo) que derivó en gran crecimiento de venta de estufas de leña; alcanzando hacia 1979 vender 1’5 millones de estufas por año.
Pero lo que conocemos como los actuales pellets deben su creación a un ingeniero (Jerry Whitfield) que comprimió residuos de serrín en un formato similar al de los piensos de conejos y construyó la que se considera la primera caldera de pellets moderna, lo que en su momento fue un gran avance ya que emitían únicamente 0’7 gramos de partículas por hora respecto a los 50/100 gramos de las estufas de leña ordinarias.